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El Hígado graso provoca exceso de toxinas en tu cuerpo y engorde repentino.

15/03/2017. Presta atención a estas señales, el hígado avisa de diferentes maneras a tu cuerpo cuando no elimina las toxinas necesarias para funcionar correctamente. Mirá los remedio naturales para prevenirlo.

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Hígado graso. Exceso de toxinas en tu cuerpo y engorde repentino
Hígado graso. Exceso de toxinas en tu cuerpo y engorde repentino

El hígado es el órgano más grande del cuerpo y responsable de la realización de cientos de funciones, y de entre ellas, la más importante, la función que realiza en el filtrado de las toxinas y deshechos del cuerpo para su eliminación.

Así mismo el hígado ayuda al organismo a digerir los alimentos, a  procesar los nutrientes y a almacenar las vitaminas y minerales esenciales.

Debido a que el hígado es el responsable de una gran parte de la salud en general, es necesario que se mantenga su buen funcionamiento ya que si el trabajo del hígado se ralentiza y se vuelve lento, las toxinas se acumulan y se almacenan en el tejido graso hasta que la función hepática mejora y se pueden eliminar de forma segura.

Tipos de hígados grasos

Hígado graso alcohólico

El hígado graso es la etapa más temprana de la enfermedad hepática relacionada con el consumo excesivo de alcohol. El hígado, dañado por el consumo de licor, es incapaz de desintegrar las grasas y por lo tanto estas se acumulan allí.

Hígado graso no alcohólico

Al igual que sucede con el consumo excesivo de alcohol, el hígado graso no alcohólico puede desarrollar cirrosis. La cirrosis es una peligrosa enfermedad en la que el tejido sano del hígado es reemplazado por tejido cicatrizado lo cual con el tiempo llega a impedir que el hígado funcione adecuadamente.

Otra causa del hígado graso no alcohólico suele ser la obesidad. Otras causas son: la diabetes tipo 2, niveles altos de triglicéridos, el colesterol alto, el síndrome metabólico (o síndrome x), algunos fármacos y la pérdida rápida de peso.

Los síntomas

  • Fatiga crónica.
  • Ansiedad o depresión.
  • Letargo.
  • Dolores de cabeza recurrentes.
  • Problemas de digestión.
  • Dolor muscular o articular crónica
  • Transpiración excesiva
  • Acné o ciertas condiciones de la piel.
  • Gases
  • distensión abdominal
  • dolor abdominal
  • estreñimiento
  • diarrea.
  • Desequilibrios hormonales.
  • Mal aliento crónico.
  • Aumento de peso sin explicación.

Estos son algunos de los síntomas que pueden presentarse cuando el hígado no funciona correctamente, que incluso puede ser la respuesta a porqué a muchas personas les resulta difícil deshacerse de esos kilos de más aun siguiendo una dieta saludable y la práctica de ejercicio.

Para la mejora de la función hepática lo primordial es comenzar con la alimentación y realizar ciertos cambios que puedan ayudar a no sobrecargar el trabajo que realiza el hígado.

Algunos consejos para mejorar las funciones del hígado

  • Evite los alimentos procesados e intente consumir alimentos orgánicos que no contienen sustancias tóxicas.
  • Siga una dieta balanceada que incluya alimentos integrales, proteínas animales y vegetales de alta calidad, granos, alimentos fermentados, grasas saludables, frutos secos y semillas.
  • Elimine de su dieta los aceites inflamatorios como el de canola, maíz, soja, aceite vegetal, semilla de algodón, cártamo, o girasol.
  • Beba suficiente agua.
  • Aumente el consumo de grasas saludables.
  • Obtenga a través de la dieta la suficiente cantidad de fibra mediante el consumo de alimentos integrales, semillas de chía, alcachofas, aguacate, brócoli y coles de Bruselas entre otros.
  • Elimine los azúcares refinados.
  • Restrinja el consumo de fructosa a 20 g – 25 g por día.
  • Aumente el consumo de verduras de hoja verde ya que contienen magnesio, ácido fólico, vitamina C y vitamina B.
  • Incluya fuentes de origen animal y de origen vegetal para los aminoácidos como caldo de huesos, pollo, huevos, espinaca cruda, perejil, repollo o remolacha.
  • Consuma alimentos que sean fuente de azufre como los huevos, brócoli, coles de Bruselas, ajo, cebolla, espárragos o col rizada.
  • Limite o elimine el consumo de alcohol.

Alimentos beneficiosos para el hígado:

  • La papaya. Ayuda a eliminar los parásitos intestinales. Disminuye la producción excesiva de los jugos que segrega el estómago. Favorece la digestión y evita la producción de gases. Las pepas ayudan a desintoxicar el hígado, por tanto, previene el hígado graso.
  • El jengibre. El jengibre contiene una gran cantidad de antioxidantes. Hazlo en té triturando dos cucharadas de raíz de jengibre reposado en una taza de agua caliente, deja reposar unos minutos y bebe. Otra buena opción es incorporar jengibre rallado a tus comidas.
  • Pomelo. Además de ser excelente para la diabetes, es buena para el hígado graso. Se cree que la naringenina que contiene puede activar los químicos causantes de la oxidación de los ácidos grasos. También puede disminuir la grasa corporal y atenuar el síndrome metabólico, dos factores que generalmente contribuyen a la enfermedad del hígado graso.
  • El Níspero. Es conocido por ser un maravilloso remedio casero para el hígado graso, debido a que mejora las funciones hepáticas gracias a su efecto depurador en el cuerpo. Puedes comer un par de nísperos diariamente para mejorar el estado de salud de este órgano.
  • Rabanitos y remolacha. Ambos alimentos sirven para desinflamar el hígado y para depurarlo, aportando pocas calorías y resultando además muy nutritivos. El rabanito puedes consumirlo crudo en ensaladas, la remolacha por otra parte, debes cocinarla en agua hirviendo para que la conviertas en el ingrediente ideal de tus ensaladas y acompañantes.
  • Alcachofas. Las alcachofas ayudan a proteger y apoyan la función hepática debido a su alto contenido en fibra y sus propiedades antioxidantes.
  • Cúrcuma. La cúrcuma ayuda a proteger contra los daños en el hígado debido a sus propiedades antioxidantes y anti-inflamatorias.
  • Cardo mariano. Esta hierba medicinal contiene propiedades antioxidantes, anti-inflamatorias, antivirales así como antifibróticas que ayudan a proteger las células del hígado del daño que pueden causar virus, toxinas o alcohol.

Si crees que tienes hígado graso pueder seguir estos consejos, pero lo ideal siempre es concurrir a un médico clínico o especialista para que te evalué correctamente.


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