Con una sorprendente masa de 8,5 toneladas, la Tiangong-1 fue puesta en marcha en 2011 pero en 2016 fue abandonada y reemplazada por la Tiangong-2, por lo que tarde o temprano caería sobre la tierra.
Si bien los científicos aseguran que los restos se desintegrarán "casi por completo" una vez que entren en contacto con la atmósfera, algunos restos podrían caer sobre varias ciudades del mundo, incluidas algunas del sur de nuestro país. De ese modo, San Carlos de Bariloche, Neuquén, Bahía Blanca y Viedma podrían recibir restos de la enorme estación espacial.
Además, metrópolis importantes del hemisferio norte como Nueva York, Madrid o Roma también podrían verse afectadas.